Tragar es un gesto natural que, aunque sea inconscientemente, hacemos unas dos mil veces al día, no solo mientras comemos o bebemos, sino también cuando tragamos saliva. Este gesto mecánico resulta fundamental para nuestra salud, ya desde que nacemos.
Sin embargo, para muchas personas no resulta agradable porque produce molestias. Esto es lo que se conoce como disfagia, una patología oral sobre la que ponemos foco en este artículo.
¿Qué es la disfagia, qué ocasiona este problema y qué consecuencias tiene sobre tu salud? Conocer las respuestas te puede ayudar a identificar rápidamente si padeces disfagia para poder iniciar un tratamiento especializado y mejorar así tu calidad de vida.
¿Qué es disfagia?
La disfagia es un trastorno de la deglución que provoca dificultad para tragar alimentos y líquidos, incluida la propia saliva.
Otros síntomas de la disfagia son toser o atragantarse al comer o beber, regurgitación, babeo persistente y sensación de que la comida se queda atascada en la garganta o el pecho.
Para comprender a fondo qué es disfagia debemos entender cómo funciona el complejo proceso de la deglución en cada uno de nosotros. Nada más y nada menos que alrededor de unos 100 músculos y nervios trabajan a la par para recibir alimentos en la boca, masticarlos y moverlos atravesando la garganta hacia el esófago para llegar hasta el estómago.
Los problemas para tragar pueden originarse en cualquier parte de la boca, la garganta o el esófago, y se pueden presentar en diferentes intensidades.
Hay personas que padecen una disfagia leve con la que pueden convivir, pero hay otros pacientes con disfagias graves que pueden requerir una sonda de alimentación para obtener el alimento que su cuerpo necesita para sobrevivir.
Por qué aparece la disfagia: causas
El inicio de la disfagia puede ser repentino debido a un accidente cerebrovascular, una infección o un traumatismo, o gradual si aparece a raíz de enfermedades neurodegenerativas, por ejemplo.
Por tanto, la disfagia aparece cuando existe un problema con el control neural o las estructuras involucradas en cualquier parte del proceso de deglución.
Recuerda que, para llevar el alimento de la boca al estómago, nuestro cuerpo lleva a cabo un proceso en tres fases: oral, faríngeo y esofágico. La disfagia puede aparecer en cualquiera de ellas y tener diferentes causas.
- Disfagia de la cavidad bucal (cuando el problema está en la boca): Un accidente cerebrovascular o un problema neuromuscular pueden provocar debilidad en la lengua y en los músculos de las mejillas, dificultando la masticación de los alimentos.
Aquí es importante señalar que en ciertos casos, la disfagia y la odontología tienen un vínculo, ya que una prótesis dental mal ajustada, la maloclusión dental, el paladar estrecho o los dientes con caries también pueden causar problemas para tragar.
- Disfagia orofaríngea (cuando el problema está en la garganta): Una cirugía, una infección (amigdalitis o faringitis, entre otras), un tumor, un accidente cerebrovascular, trastornos del sistema nervioso, incluso enfermedades como el Parkinson o la esclerosis múltiple, pueden dificultar el inicio de la respuesta de deglución. Este es el estímulo que permite que los sólidos y líquidos se muevan de forma segura a través de la garganta.
- Disfagia esofágica (cuando el problema está en el esófago): Aparece cuando un tumor o la acumulación de tejido cicatrizal en la garganta (común en pacientes con enfermedades como el reflujo gastroesofágico, conocido como ERGE) bloquea o comprime el esófago dificultado la llegada del alimento al estómago. También puede ser ocasionado por un esófago estrecho.
Consecuencias de la disfagia
Las personas con disfagia tienen dificultad para tragar e incluso pueden experimentar dolor (conocido como odinofagia). Cuando eso sucede, comer se convierte en un auténtico desafío.
Por este motivo, la disfagia obstaculiza la ingesta de suficientes calorías y líquidos para nutrir el cuerpo y mantener un peso saludable. Esta situación puede derivar en una carencia de determinados nutrientes básicos para el cuerpo, que termina provocando problemas de salud graves.
Otra de las consecuencias más molestas y angustiosas de la disfagia es el bloqueo del paso del aire. Los trozos de alimento que son demasiado grandes para ser ingeridos pueden entrar en la garganta y provocar sensación de ahogamiento.
En ocasiones, la comida o la bebida accede a las vías respiratorias, pudiendo llegar a los pulmones, permitiendo que crezcan bacterias perjudiciales. Estas bacterias pueden ocasionar una infección pulmonar conocida como neumonía por aspiración.
¿Cómo combatir la disfagia?
El tratamiento de la disfagia varía en función de la causa y el alcance del problema. Por ejemplo, en caso de infecciones, un tratamiento a base de antibióticos puede ser la solución.
Para paliar otro tipo de enfermedades como el reflujo gastroesofágico causante de disfagia se pueden incluir ciertos medicamentos o recomendar un cambio en el estilo de vida y los hábitos alimenticios.
Hay otra serie de medidas paliativas como la rehabilitación, a través de tratamientos como la terapia miofuncional, que permiten fortalecer los músculos de la deglución y mejorar la coordinación.
Adoptar una postura erguida e inclinar la cabeza mientras se come, evitar ciertos alimentos, trocear la comida en porciones más pequeñas y masticar bien antes de tragar, también son acciones para combatir la disfagia.
Debes saber que la falta de higiene oral y una salud dental deficiente son factores de riesgo en personas con disfagia. Los problemas más comunes asociados a este trastorno son una mayor acumulación de placa y sarro o el aumento de riesgo de caries.
En estos casos, el odontólogo juega un papel clave en el cuidado de la salud bucodental del paciente con el objetivo de prevenir y minimizar la dificultad para tragar.
Si sientes que algo no anda como debería cuando tragas alimentos y bebes líquidos, una visita a tu dentista te puede ayudar a identificar posibles causas y opciones de tratamiento para la disfagia. Pide tu cita ahora y te ofreceremos nuestro asesoramiento experto.